Desde la primera melodía los aplausos sonaron fuertes, el director concertador de origen colombiano, Andrés Franco dirigía a la Camerata Mazatlán con energía, él sabía muy bien las posibilidades que tenía en cada músico y en cada instrumento que sonaba para que el show fuera todo un éxito, su liderazgo era evidente.
Scott Coulter salía al escenario, daba las buenas noches al público de Mazatlán e iniciaba dando un repaso en el tiempo para explicar los temas que serían interpretados; luego presentó a John Boswell, el hombre encargado al piano para decorar sutilmente cada canción, el exquisito menú musical comenzaba con “A new life” interpretada por Scott Coulter en donde el piano y los tiernos sonidos de las cuerdas junto a las tesituras celestiales del xilófono cromático nos inspiraban en lo que todo ser humano anhela en algún momento de su vida…¡Un nuevo comienzo!
“This is the moment”, interpretado por Jessica Hendy, fue el siguiente tema para que la frecuencia motivadora siguiera palpitando en los espectadores, la pantalla del Teatro Ángela Peralta en donde aparecen los títulos y las traducciones de las canciones fue un elemento importante, es el lazo de comunicación para que no existan barreras en los idiomas, esta vez, mexicanos, norteamericanos y canadienses se entrelazaron al disfrutar las letras de todas las canciones, cantarlas, reconocerse, sonreir, compartir y convivir con esperanzas.
Los temas de la película de Disney basada en el cuento de Andersen, “La Sirenita”, volvieron el tiempo para recordar que la transformación y la evolución son motores importantes en la búsqueda del amor, siempre hay un Eric para cada Ariel.
En cada canción los sonidos emitidos por las teclas de piano lanzaron una red de encanto, Alex Getlin con excelente dicción y perfecto acento musical mantuvo admirada, entusiasta y alegre la función, mientras la Camerata Mazatlán sonaba potente como suenan en esa calle de New York llamada, Broadway.
El recorrido musical fue acertado, fue ese que se da a respetar con el paso del tiempo, “Thriller” de Michael Jackson hizo con su espectacular intro que los cuerpos vibraran, la espontaneidad del cantante se prestó también a un poco de improvisación escénica, el cantante Campbell Walker, quien participó en la Temporada 11 de America´s Got Talent, agregó el toque de baile al estilo Jackson para entusiasmar a todos sin importar la edad, el color de piel o la nacionalidad.
La Camerata Mazatlán y Andrés Franco con todo el estilo de las Big Band musicalizaron la historia de “Mack the knife”, este tema en la versión de Louis Armstrong se convirtió en la base a partir de la cual numerosos artistas han hecho sus propias versiones del tema. La más aclamada fue la de Bobby Darin que, en 1959, la llevó a lo más alto de las listas de éxitos. Pero también la interpretaron Bing Crosby, Ella Fitzgerald o Frank Sinatra, que al final de su carrera a menudo la utilizaba como canción de cierre de sus conciertos. En el mundo latino, el músico panameño Rubén Blades fue quien hizo la versión en español con un Pedro Navaja delinquiendo a ritmo de salsa, pero esta vez Scott Coulter dejó en la memoria de Bewitching Broadway que Sheppard (personaje en la historia de Mack the knife) es el “héroe” de la canción.
El piano sonó solitario, una voz decía (Date vuelta), una voz femenina respondía “De vez en cuando me siento un poco sola, (Date vuelta), de vez en cuando me siento sola, (Date vuelta) y nunca vas a venir, (Date vuelta) de vez en cuando me canso un poco, (Date vuelta) de escuchar el sonido de mis lágrimas, (Date vuelta),de vez en cuando me siento un poca nerviosa, que lo mejor de mis años han pasado…”.
Estábamos frente a dos intérpretes, frente a una Camerata Mazatlán que nos sumergía en la cultura pop con una canción que es considerada épica, que se convirtió en un éxito internacional sin precedentes y que también es considerada como una de las baladas más poderosas, “Total Eclipse of the Heart” (Eclipse Total del Corazón), las cuerdas de las violas y los violoncellos y el contrabajo nos colocaban en la desesperada agonía del mal de amor, los violines motivaban para que el poderoso sonido de la batería impulsara a Jessica Hendy para que nos regalara ese alto conocimiento de voz, un gourmet auditivo, ese momento en donde la cognición nos hace saber y reconocer que la percepción, la atención, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y la emoción nos hace seres vivos, seres que tenemos una sola vida y esa vida es para entre otras muchas cosas disfrutar de la música, de cada creación y de cada interpretación para llorar, para reír, y ante todo para no querer dejar de existir, en el Teatro Ángela Peralta hubo un eclipse, un eclipse total del corazón.