A pocos días de que el alcalde Edgar González Zatarain abandone su cargo como presidente municipal de Mazatlán el próximo 31 de octubre, la ciudad se enfrenta a un verdadero desastre en su infraestructura vial.
Las principales avenidas, como Insurgentes, Mazatlán, Avenida de Las Torres, calle Estero y Manuel J. Clouthier, siguen en reparaciones interminables y demasiado lentas, dejando a los automovilistas y ciudadanía atrapada en un laberinto de incomodidades.
Es claro que la administración actual ha fallado en entregar resultados. Las obras lentas y con poco persona en ellas, que prometían mejorar la movilidad y la calidad de vida, hoy solo representan retrasos, caos y molestias para los ciudadanos.
A medida que el gobierno municipal actual llega a su fin, la pregunta que surge es inevitable: ¿por qué tantas obras están inconclusas a tan solo días del cambio de administración?
El director de Obras Públicas, tampoco ha sido capaz de ofrecer una explicación clara de los constantes atrasos.
La ciudadanía se encuentra en la incertidumbre, preguntándose si realmente estos retrasos son solo producto de la ineficiencia, o si, como muchos sospechan, hay intereses económicos detrás.
¿Es posible que algunos se beneficien de la prolongación de estas obras?
La falta de transparencia deja abierta la duda, mientras los recursos públicos continúan fluyendo sin resultados visibles.
Es urgente que Mazatlán exija rendición de cuentas. Estas obras, financiadas con el dinero de los ciudadanos, no deberían quedarse a medio camino mientras la administración saliente se va sin cumplir sus promesas.
¿Quién se hará responsable?
La realidad es que quienes pagan el costo de esta mala gestión son los mazatlecos, atrapados en un desorden vial que no parece tener fin.