*ÁNGELA Y XIMENA: CUANDO SER NIÑA Y QUERER SER REINA SE CONVIERTE EN UNA PRUEBA

Ser niña debería ser sinónimo de ilusión, de juegos y sueños que se construyen con la inocencia de quien aún no conoce la dureza del mundo. Pero para Ángela y Ximena, la contienda por la corona del Carnaval de Mazatlán 2025 no solo fue la búsqueda de un título, sino un reto que ninguna niña debería enfrentar.
Desde que se inscribieron, ambas vivieron lo que debía ser una experiencia mágica, pero que terminó convirtiéndose en una prueba de resistencia. Como en cualquier concurso, había competencia, y nadie quiere perder, pero lo que se vio en redes y en el ambiente de la elección fue más que rivalidad: fue ataque, fue crítica, fue discriminación.
Ángela, con su piel morena y su esencia fuerte, fue blanco de comentarios hirientes. A sus pocos años, ya tuvo que escuchar cómo la palabra “prieta” se usaba para intentar ofenderla. Pero ella, con la madurez que muchos adultos no tienen, respondió con orgullo. El 10 de febrero, publicó un mensaje en su página de Facebook que dejó claro que su color no era una debilidad, sino su fortaleza:
“Así es, soy prieta, prietita linda… Prieta color del barro de mis cazuelas y mis comales, prieta como chile tatemado, prieta como los frijoles, prieta como el mole, prieta como la obsidiana, prieta como la tierra fértil bajo mis pies descalzos, prieta como mis abuelos, prieta como la noche, prieta raza de bronce. Me dicen prieta y piensan que es insulto, no saben que mi color es mi porte, que si mi piel morena les molesta, es porque no tienen identidad ni amor por su tierra” (Autora: @Hija de la Bordada).
Ese poema no lo escribió ella, pero lo hizo suyo, porque hablaba de lo que vivió. Y es aquí donde surge la pregunta: ¿por qué una niña de su edad tiene que justificar su color de piel? ¿Por qué en un concurso infantil, que debería ser de alegría, se convierten en tema los rasgos físicos o la apariencia?

Pero la discriminación no fue el único obstáculo. La contienda también expuso un factor que ha sido determinante en este tipo de eventos: el peso del dinero. Tanto Ángela como Ximena contaron con el respaldo de familias con gran influencia en Mazatlán. Ximena fue apoyada por la banda El Recodo y Ángela por HERSA, dos grupos de gran peso en la ciudad. Y esto no fue solo apoyo moral, sino económico, algo que quedó reflejado en las votaciones del 7 de febrero.
Fueron más de ocho millones de pesos los que se recaudaron en total, sin contar la publicidad y el despliegue de recursos que cada candidata tuvo a su favor. Esto dejó en evidencia que este tipo de concursos no están al alcance de cualquier niña, sino de quienes pueden reunir una cantidad de dinero que para muchos resulta inalcanzable.
Entonces, ¿realmente gana quien más lo merece o quien más recursos logra reunir? ¿El Carnaval debe seguir permitiendo que el factor económico sea determinante en la elección de una reina infantil?
El día de la coronación, el 3 de marzo, la tensión se sintió. Desde un lado del estadio, la gente coreaba “¡Ximena!”, desde otro, se escuchaba “¡Ángela!”. Los gritos parecían competir entre sí, como si la felicidad de una excluyera a la otra. Pero al final, la decisión fue una: ambas serían coronadas al mismo tiempo.
El momento que debía ser de pura alegría también dejó una reflexión. ¿Cómo llegamos a un punto en el que un evento para niñas se convierte en una lucha tan intensa, donde hay quienes incluso olvidan que se trata de menores de edad?
Ahora, el reto es para el Instituto de Cultura y la organización del Carnaval. ¿Seguirá siendo esta la forma de elegir a una reina infantil? Tal vez sea momento de cambiar las reglas y hacer de este concurso un espacio donde cualquier niña pueda participar sin importar su condición económica, su color de piel o su apellido.
Hoy, Ángela y Ximena volverán a desfilar juntas en el último recorrido del Carnaval. Son niñas, pero no cualquier niñas: son niñas que aprendieron demasiado pronto lo que significa defender su lugar en un mundo que a veces es injusto, incluso con quienes solo deberían estar soñando.
¿Qué opinan ustedes? ¿Debería cambiarse la forma en que se elige a la Reina Infantil del Carnaval?