¿QUIÉN TIENE LA CULPA? UNA SOCIEDAD QUE SIGUE PERDIENDO A SUS JÓVENES

Cada vez que un joven es detenido con armas o pierde la vida en hechos violentos, nos hacemos la misma pregunta: ¿en qué momento nos perdimos?
En los últimos días, Mazatlán ha sido testigo de operativos donde jóvenes han sido detenidos con vehículos robados y armamento. También han ocurrido hechos donde muchachos pierden la vida, sin que se sepa con certeza si estaban involucrados en algo o simplemente estaban en el lugar y momento equivocados. Pero más allá de los casos individuales, hay una realidad innegable: nuestra sociedad está perdiendo a sus jóvenes.
Siempre buscamos culpables. Unos dicen que es el gobierno, por la falta de oportunidades. Otros culpan a los padres, por no estar al pendiente de sus hijos. También se habla del entorno, de la influencia de las drogas, de la necesidad económica que obliga a algunos a tomar decisiones desesperadas. Y la verdad es que es un poco de todo.

El problema no es nuevo, pero cada vez parece más grave. Se ha normalizado ver a jóvenes envueltos en estos escenarios. Y aunque las autoridades hacen su parte con operativos y detenciones, la realidad es que no basta con reaccionar cuando el problema ya explotó. Hace falta prevenir.
¿Qué se necesita para cambiar esto? Más que castigos y operativos, se necesitan oportunidades. Más educación, más empleos dignos, más espacios donde los jóvenes puedan desarrollarse sin ver la delincuencia como un camino viable. Pero también hace falta un cambio en la sociedad, en la forma en que vemos el éxito, en la manera en que los padres educan y en la forma en que todos nos hacemos de la vista gorda hasta que el problema nos toca de cerca.
Cada joven que se pierde, ya sea tras las rejas o bajo una sábana blanca, es un recordatorio de que algo no estamos haciendo bien. Y mientras sigamos ignorándolo, el problema solo crecerá.